A principios de 2025 volví de un largo viaje que me llenó el alma… pero me vació los bolsillos.
De regreso tenía que encontrar una forma de generar ingresos, y lo que tenía a mano era algo que había disfrutado mucho durante el viaje: crear contenido.
Pero ahora era diferente: estaría creando para alguien más y me estarían pagando: así que tendría que mostrar resultados sí o sí.
Al principio estaba llena de confianza, pero esa seguridad se fue desmoronando rápidamente.
Podía pasar hasta diez horas creando un post… y NADA.
Pocas views y cero engagement, salvo por un comentario mío y otro del cliente.
Así que hice lo que cualquiera haría, me devoré YouTube, libros y todos los consejos de otros creadores.
Pero mi sensación siempre era la misma: NO ENTIENDO NADA.
Todos ofrecían fórmulas, trucos, ganchos ganadores...
¿CÓMO PUEDE SER QUE LA ÚNICA FORMA DE CAPTAR ATENCIÓN DE LAS PERSONAS SEA CON FÓRMULAS Y TRUCOS?
No sé si te diste cuenta por las mayúsculas, pero esto me daba rabia. Y desesperanza.
Porque para mí, crear teniendo que seguir fórmulas era un despropósito, le quitaba toda su diversión y alma.
En fin. Con rabia, pero aún contratada por mi cliente, un doctor, fui a grabarlo.
De pronto, después de un par de tomas, le dice a la cámara:
“Esta cirugía tiene excelentes resultados”
“No, no digas eso” le dije yo, con una certeza que me extrañó.
Sabía que sonaba genérico y no iba a generar una emoción en quien lo escuchara...
¿¡Pero cómo lo sabía?! y más importante aún...
¿¡Cómo puedo saber MÁS de esto?!
Algo especial había ocurrido en ese momento.
Sin saberlo... estaba por encontrar la habilidad que me iba a permitir destacar en redes siendo mi versión más auténtica.